Las tácticas de IWM abarcan una amplia gama de opciones y pueden ser de gran complejidad si no se utilizan en función del problema a abordar y con los recursos que sean factibles en el establecimiento en cuestión. Muchas tácticas de MIM pueden integrarse sin cambios sustanciales en los programas de manejo actuales, mientras que otras requieren una planificación e implementación más compleja. Algunos ejemplos de opciones que son más fáciles de implementar incluyen: limpieza de equipos, el monitoreo oportuno, el mezclado de herbicidas efectivos; mientras que las opciones más amplias incluyen: cambio de rotación de cultivos, cultivos de cobertura orientados a  la supresión de malezas , cambio de prácticas de labranza y control de semillas de malezas en el momento de la cosecha.

El MIM no es una alternativa a los herbicidas en cultivos extensivos, sino más bien el uso adecuado, combinado y racional de las alternativas.

Durante muchas décadas, los herbicidas han sido el medio principal de manejo de malezas debido a su simplicidad, eficacia y economía. El MIM  trata de utilizar todas las opciones disponibles para resolver mejor el problema, tomando como base de manejo a los herbicidas. Las prácticas de manejo integrado deben analizarse no solo desde la factibilidad, sino también desde la base económica y desde la base de la sustentabilidad a mediano y largo plazo.